@Riohachaposible
“La teoría de las Ventanas Rotas, elaborada por James Q. Wilson y George Kelling, se basa en la premisa de que el crimen es el resultado inevitable del desorden. Estos criminólogos encontraron que el crimen, en cualquier centro urbano, era mayor en las zonas donde prevalecía el descuido, la suciedad y el maltrato a los bienes públicos. Una ventana rota en un edificio, si no era reparada pronto, era el preludio para que todas las demás fueran pronto dañadas.”
Esta teoría
enunciada en 1982 hoy encuentra aplicación en Riohacha en varios aspectos. Dos
de ellos tienen connotaciones urbanas que llaman la atención sobre el espacio público:
el sistema de alumbrado y la desmedida invasión del comercio informal al
espacio público, ese mismo que reseña el Dane como empleo.
Inseguridad,
contaminación, intolerancia y otros males no menores reflejan el
descuadernamiento de una ciudad cuyos administradores parecen solo dolerse de
lo que genera negocio.
Un ejemplo
de la fuerza de esta teoría se evidencia en los muchos lugares negros de la
ciudad nocturna a causa de la deficiente iluminación de sus cuadras, parece que
en un sector donde se daña una luminaria, las demás siguieran su ejemplo
dejando una estela de peligrosa penumbra en calles enteras. En esto contribuye
la larga interinidad de una empresa sin mayores pergaminos que sigue ordeñando
los tributos de los riohacheros mientras el alcalde “alinea” y engrasa la
maquinaria para una nueva concesión cercana a las 3 décadas.
El otro
referente es la apropiación del espacio público en el centro, antiguo mercado y
en cada avenida o espacio “sin dueño” donde se pueda expender productos sin
control, ni ley. Por esa ventana rota se sigue colando como vicio un nuevo
problema urbano que quedara como herencia de sucesivas administraciones que han
metido la cabeza en el hueco, para evitar regularlas a través de políticas públicas
pertinentes.
A estas
alturas ya es menester preguntar ¿dónde está
la política de espacio público de la presente administración? “Es preciso concebir el espacio urbano como
el ámbito de la pluralidad en orden de construir sociedades habitadas por
hombres y mujeres más que por potenciales votantes, representantes,
compradores, vendedores. Desde un urbanismo participativo la concepción y
ejecución de los proyectos resultan de la intervención de diferentes actores,
de grupos sociales diversificados, con requerimientos y concepciones
diferentes. En este sistema complejo de actores se deberán conciliar intereses
a través de una diversidad de propuestas que, con un enfoque de microurbanismo,
encare y ejecute soluciones adaptadas a cada situación”, nos indica la
experta Raquel Perahia en su ponencia “Las ciudades y su espacio público”
presentada en el IX coloquio mundial sobre geocritica.
En este
sentido que ha pasado con el Cisir por ejemplo, la propuesta de Centro Integral
de Servicios Institucionales de Riohacha contemplada en el POT, donde se han
ido las tareas de bajar la movilidad en el centro procurando más áreas peatonales,
que fue lo último que se dijo sobre el cacareado “plan de movilidad” de la
ciudad de cara a su aspiración distrital. En fin urgentes preguntas para urgentes
respuestas en los dos años de la alcaldía de los muchos anuncios.
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